dimecres, 14 de març del 2012

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La Marina Baixa afronta la sequía con sus reservas al 100% y pide a la CHJ medidas para no tirar agua al mar

La comarca pierde 30.000 m3 diarios por la prohibición de la confederación de llenar más los embalses

 03:28  
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El pantano de Guadalest se llenará al máximo en 5 ó 6 días.
El pantano de Guadalest se llenará al máximo en 5 ó 6 días.  david revenga
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B. GARCÍA
Mientras en múltiples puntos de la geografía española los pantanos se encuentran bajo mínimos, la Marina Baixa afronta la sequía con sus reservas de agua al cien por cien, aunque no sin preocupación. Una comarca históricamente deficitaria en recursos hídricos no se relaja, aunque a día de hoy, con los pantanos y los acuíferos al máximo, tiene garantizado el abastecimiento para un año aunque no caiga ni una gota de agua, según informó ayer el jefe de explotación del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, Jaime Berenguer. Sin embargo, la gestión del agua es compleja y si a día de hoy lloviera, con los dos embalses a tope, que son los únicos puntos de acumulación de caudales, "la Confederación Hidrográfica del Júcar abriría los aliviaderos" y se perderían quizás las únicas lluvias del año, según explicó Berenguer.
De hecho, el Consorcio ha tenido que limitar el bombeo de caudales hasta el embalse del Amadorio, que tiene almacenados 14,21 hectómetros cúbicos de los 14,24 que le permite la CHJ, "aunque su capacidad teórica es de 16 hectómetros cúbicos", según informó el jefe de explotación del Consorcio. "La semana pasada estábamos bombeando más de 45.000 metros cúbicos al día hasta el embalse, hoy, la cifra es de unos 8.000". La cuestión es que, con estos niveles, se están perdiendo del orden de 30.000 metros cúbicos diarios de agua porque no se puede llenar más el pantano. Lo que reclaman desde el Consorcio son medidas para que se pueda embalsar más agua, ya que "en esta zona llueve tarde y mal, la lluvia viene en torrentes y es muy difícil aprovecharla, y aunque las lluvias son equivalentes a las del Norte de España, la dificultad aquí es almacenarla por cómo llueve", destacó Berenguer.
El Consorcio ha solicitado "por activa y por pasiva" a la CHJ que "busque nuevos almacenamientos de agua en la comarca", indicó. Por una parte, solicitan revisar los niveles máximos de agua permitidos en los pantanos, ya que, a día de hoy, si el del Amadorio está prácticamente al cien por cien, el de Guadalest lo estará "en cinco o seis días", pues tiene embalsados 11,15 hectómetros cúbicos de los 11,47 que permite el organismo de cuenca. Esto es, en una semana habrá que frenar el bombeo de agua a los dos pantanos y se perderán muchos caudales al mar.
Aunque, este diario trató ayer sin éxito de contactar con la CHJ para conocer su postura, todo esto obedece a razones de seguridad y de que las presas no entrañen ningún riesgo. Además, las normativas son cada vez más restrictivas y más difíciles de cambiar, pues trascienden hasta venir de ámbitos europeos.
Desde el Consorcio proponen "que nos dejen al menos embalsar los volúmenes máximos históricos habidos que sabemos que la presa los ha soportado" y serían 15,38 hm3, en el Amadorio, registrados en abril de 1991, y 14,95 hm3 en el de Guadalest, como ya hubo en junio de 1980.
En todo caso, el Consorcio comarcal plantea otras fórmulas y lleva reivindicando también desde hace años soluciones como el "recrecido de las presas" existentes o la "creación de represas" o presas más pequeñas junto a los embalses actuales, que permitan almacenar los volúmenes sobrantes del pantano principal.
Todo para no tener que volver a abrir las compuertas y dejar que se pierdan al mar caudales como ocurrió la última vez en el año 2009, cuando el embalse del Amadorio se encontraba al mismo nivel que ahora, en máximo histórico de las últimas dos décadas.
Un agua que además llega hasta allí con un coste muy elevado, tras pasar por múltiples infraestructuras de canalizaciones y estaciones de bombeo, lo que la hace aún más preciada.
Las reservas de agua permiten ahora un cierto optimismo, no obstante, en la Marina Baixa nadie echa las campanas al vuelo porque en la zona "el equilibrio hídrico es muy frágil", señaló Berenguer.

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