La superficie agrícola de la Marina Baixa se reduce casi a la mitad en los últimos 7 años
Los agricultores piden establecer precios mínimos ante países con mano de obra barata como Turquía o Marruecos
Imagen tomada durante la última campaña de recogida del níspero en Callosa d'en Sarrià. david revenga
B. GARCÍA Lejos de constituir un refugio para los miles de parados de la Marina Baixa en tiempos de crisis, la agricultura es uno de los sectores que más está sufriendo y, en la comarca, donde ya se había ido abandonando este sector de forma progresiva, parece estar sufriendo un jaque mate. Prueba de ello es que la superficie agrícola se ha reducido más de un 14 por ciento en dos años y un 44,8% si nos remontamos siete años atrás. Entre 2008 y 2010, últimos datos contabilizados por la Conselleria de Agricultura, se han perdido 1.163 hectáreas dedicadas al cultivo, pasando de 9.456 a 8.293 en sólo 24 meses. Si lo comparamos con los datos de 2004, se han perdido más de 6.750 hectáreas agrícolas en la Marina Baixa, casi la mitad de las que había entonces, cuando sumaban un total de 15.049.
La comarca ya apostó hace años por el sector servicios, que supone un 78,6% de toda su actividad económica, frente al 14% que representa la construcción, segundo motor comarcal, ahora en claro bloqueo. Así lo recogen los últimos datos publicados en 2010 por la Generalitat Valenciana. La agricultura representa hoy apenas el 3,2% de la actividad económica de la Marina Baixa y continúa en claro retroceso.
El sector se resiente no sólo por la coyuntura económica sino por otros problemas endémicos, según lamentan los agricultores.
"El problema es que no se saca y cuando va a pasar de padres a hijos, si el hijo no tiene trabajo, va al campo, pero si tiene, no". El presidente de la Cooperativa Agrícola de Callosa d'en Sarrià, Francisco Pérez, lamenta la situación del sector y pide reformas en la política agraria.
La principal reivindicación es que "tiene que haber un precio mínimo con el que se cubran los gastos" y hay que exigírselo a los países importadores en España con mano de obra barata, como Turquía o Marruecos, "porque con sus precios no podemos competir". Allí un jornalero "gana 5 ó 6 euros al día y nosotros pagamos 10 euros la hora", destacó el presidente de la Cooperativa, con lo que "la diferencia de mano de obra es una barbaridad y con sus precios no cubrimos ni los gastos".
El principal producto de Callosa el níspero, resiste, sin embargo, "del níspero sólo no se puede vivir", asegura Pérez. El problema es que otros cultivos, hasta ahora típicos de la zona y que servían para complementar la producción, como "el limón y la naranja, no tienen precio".
La competencia está obligando a a abandonar los productos que se solapan en el mercado con los de estos países de mano de obra barata, como son los cítricos. "Está bajando la demanda además porque hay un exceso de producción", explicó Pérez. El resultado es que Callosa ha perdido en siete años un 20% de superficie cultivada.
La solución para los agricultores callosinos es buscar alternativas en productos "más difíciles de cultivar", así como con denominación, como ocurre con el níspero, con los que competir no en kilos, ni en precio, si no en calidad y en demanda específica. Entre estos cultivos están el caqui o el aguacate, cuyas hectáreas de cultivo han aumentado un 66% en un año, según los datos de la Conselleria.
En Relleu, municipio con mayor número de hectáreas agrícolas y cuyos cultivos principales son el almendro y el olivo, los agricultores son aún más pesimistas en cuanto al sector como negocio. "Hoy en día el beneficio en la agricultura es cero, es de lamentar, yo soy un entusiasta nacido en el campo pero no es un porvenir", destacó el presidente de la Cooperativa del Campo San Jaime, José Cantó. "Ni la gente en el paro se dedica a esto porque no puede haber inversiones sino hay recompensa", destacó al tiempo que aseguró que las hectáreas que quedan se mantienen por las subvenciones, "hay que redondearlo todo con las ayudas y sólo sirve para sostener" un campo que en Relleu está casi relegado a un hobby.
La comarca ya apostó hace años por el sector servicios, que supone un 78,6% de toda su actividad económica, frente al 14% que representa la construcción, segundo motor comarcal, ahora en claro bloqueo. Así lo recogen los últimos datos publicados en 2010 por la Generalitat Valenciana. La agricultura representa hoy apenas el 3,2% de la actividad económica de la Marina Baixa y continúa en claro retroceso.
El sector se resiente no sólo por la coyuntura económica sino por otros problemas endémicos, según lamentan los agricultores.
"El problema es que no se saca y cuando va a pasar de padres a hijos, si el hijo no tiene trabajo, va al campo, pero si tiene, no". El presidente de la Cooperativa Agrícola de Callosa d'en Sarrià, Francisco Pérez, lamenta la situación del sector y pide reformas en la política agraria.
La principal reivindicación es que "tiene que haber un precio mínimo con el que se cubran los gastos" y hay que exigírselo a los países importadores en España con mano de obra barata, como Turquía o Marruecos, "porque con sus precios no podemos competir". Allí un jornalero "gana 5 ó 6 euros al día y nosotros pagamos 10 euros la hora", destacó el presidente de la Cooperativa, con lo que "la diferencia de mano de obra es una barbaridad y con sus precios no cubrimos ni los gastos".
El principal producto de Callosa el níspero, resiste, sin embargo, "del níspero sólo no se puede vivir", asegura Pérez. El problema es que otros cultivos, hasta ahora típicos de la zona y que servían para complementar la producción, como "el limón y la naranja, no tienen precio".
La competencia está obligando a a abandonar los productos que se solapan en el mercado con los de estos países de mano de obra barata, como son los cítricos. "Está bajando la demanda además porque hay un exceso de producción", explicó Pérez. El resultado es que Callosa ha perdido en siete años un 20% de superficie cultivada.
La solución para los agricultores callosinos es buscar alternativas en productos "más difíciles de cultivar", así como con denominación, como ocurre con el níspero, con los que competir no en kilos, ni en precio, si no en calidad y en demanda específica. Entre estos cultivos están el caqui o el aguacate, cuyas hectáreas de cultivo han aumentado un 66% en un año, según los datos de la Conselleria.
En Relleu, municipio con mayor número de hectáreas agrícolas y cuyos cultivos principales son el almendro y el olivo, los agricultores son aún más pesimistas en cuanto al sector como negocio. "Hoy en día el beneficio en la agricultura es cero, es de lamentar, yo soy un entusiasta nacido en el campo pero no es un porvenir", destacó el presidente de la Cooperativa del Campo San Jaime, José Cantó. "Ni la gente en el paro se dedica a esto porque no puede haber inversiones sino hay recompensa", destacó al tiempo que aseguró que las hectáreas que quedan se mantienen por las subvenciones, "hay que redondearlo todo con las ayudas y sólo sirve para sostener" un campo que en Relleu está casi relegado a un hobby.
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